¿Sabías que los humanos hemos caminado descalzos durante más de seis millones de años? Los zapatos, tal como los conocemos hoy, son en realidad una incorporación bastante reciente en nuestra historia evolutiva.
El estudio «Footwear Choice and Locomotor Health Throughout the Life Course: A Critical Review» publicado en la revista científica Healthcare (2025), analizó cómo distintos tipos de calzado —incluido el barefoot o calzado minimalista— impactan en nuestra salud y forma de caminar a lo largo de la vida. Los resultados son reveladores.
En este artículo te resumimos lo más importante: por qué el barefoot tiene tanto sentido y cómo puede ayudarte a envejecer con pies más fuertes, funcionales y libres de dolor.
🦶 El pie humano: una obra de ingeniería natural
Los humanos somos los únicos primates totalmente bípedos. Nuestros pies evolucionaron para caminar largas distancias, adaptarse a terrenos irregulares y soportar el peso del cuerpo sin necesidad de soporte externo.
Durante millones de años, caminamos descalzos o con calzado mínimo (sandalias primitivas, tejidos simples). Solo en los últimos siglos aparecieron los zapatos con tacones, plantillas rígidas y suelas acolchadas.
El problema: muchos de estos “avances” interfieren con la biomecánica natural de pies y piernas.

👞 ¿Qué tipo de calzado usamos hoy?
- Descalzo
- Es la forma más natural de moverse.
- Permite que los músculos del pie trabajen libremente.
- Mejora la sensibilidad, el equilibrio y el arco plantar.
- Minimalista o barefoot
- Imitan caminar descalzo.
- Suela delgada y flexible, sin amortiguación ni soporte artificial.
- Protegen del entorno sin interferir en el movimiento natural.
- Convencional
- Incluye zapatillas deportivas, zapatos de vestir, botas…
- Suela gruesa, tacón elevado, soporte del arco y punteras estrechas.
- Muchos de estos elementos no aportan beneficios demostrados e incluso son perjudiciales.

🔍 ¿Qué dice la ciencia sobre caminar descalzo o con barefoot?
En adultos
Estudios en poblaciones que caminan descalzas (India, África rural) muestran que tienen:
- Arcos plantares más desarrollados.
- Menos deformidades (juanetes, dedos en garra).
- Menos dolor de pies y mayor movilidad.
- Una pisada más estable y equilibrada.
En niños
- Desarrollan un arco plantar más natural.
- Menor riesgo de pie plano sintomático en la adultez.
- Fortalecen la musculatura y mejoran la propiocepción.

❗ ¿Y qué pasa con los zapatos convencionales?
Aunque nos resulten «cómodos» (Spoiler: esto solo lo pensarás hasta que pruebes el calzado barefoot), muchos de sus elementos afectan negativamente:
- Tacones altos o suela elevada: presión en el antepié, mala postura, riesgo en rodillas y espalda.
- Amortiguación excesiva: menos estabilidad y percepción del suelo, atrofia muscular.
- Soporte del arco: puede debilitar músculos si se usa en exceso.
- Punteras estrechas: comprimen dedos, limitan expansión natural, generan deformidades.

¿Y si usas barefoot a diario?
El estudio confirma que:
- Aumenta la fuerza del pie hasta un 60%.
- Mejora el equilibrio en mayores.
- Reduce impacto en rodillas y caderas.
- Es seguro, siempre que se adopte progresivamente.
¿Y si ya tienes molestias o patologías?
El barefoot también puede ayudar en ciertos casos:
- Artrosis de rodilla: reduce carga articular.
- Fascitis plantar leve: fortalece sin forzar.
- Pies planos asintomáticos: favorece fuerza y arco natural.
👉 Pero ojo: si hay dolor o lesiones importantes, consulta con un profesional actualizado antes de cambiar de calzado.
🌟 Recomendaciones prácticas para empezar
Para adultos
- Empieza con 10 minutos al día y presta atención a cómo te sientes.
- Alterna con tu calzado habitual.
- Haz ejercicios de fuerza y movilidad.
- Escoge barefoot de calidad: suela fina, adaptada a tus necesidades, cero drop o le pudes añadir algo de drop si no puedes bajarte todavía y sobre todo e indicutible… la puntera ancha.
Para niños
- Siempre que sea seguro, déjalos descalzos.
- Evita zapatos duros o estrechos.
- Usa barefoot infantil o zapatos flexibles.
🛍️ Conclusión: menos es más
El estudio revisado concluye que el barefoot debería ser la opción por defecto. No interfiere con el movimiento natural y favorece un envejecimiento más saludable, previene deformidades y fortalece los pies.
La clave está en comenzar con conciencia: escuchar a tu cuerpo y permitir que tus pies hagan lo que han sabido hacer durante millones de años: moverse de manera natural. Si padeces alguna condición o lesión, consulta siempre a un profesional de la salud actualizado en el calzado barefoot.
Referencia : «Footwear Choice and Locomotor Health Throughout the Life Course: A Critical Review», Healthcare (2025).
